Un
proyecto puede ser simplemente un plan o una idea, al menos en la vida cotidiana o en el
lenguaje coloquial. Cuando se habla de proyectos en un marco más formal, es habitual
que puedan distinguirse diversas etapas en su desarrollo: primero surge una
idea que reconoce una oportunidad, luego se diseña el proyecto en sí mismo con
la valoración de las estrategias y opciones y finalmente se ejecuta el plan.
Tras la concreción del proyecto, llega la hora de evaluar los resultados según
el cumplimiento, o no, de los objetivos fijados.
Aunque
existen múltiples clasificaciones de los proyectos, es posible señalar dos
grandes categorías. Por un lado aparecen los proyectos productivos (asociados
a las empresas, buscan generar beneficios económicos) y,
por otro, los proyectos sociales o públicos (apuntan a mejorar la calidad de vida
de la gente).
Ejemplo de proyecto productivo:
Ejemplo de proyecto social:
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